Nuevas (Necesidades + Datos + Capacidades)
= BIG DATA
¿Producirá el Big Data cambios en
los modelos de negocio actuales? La pregunta solamente tiene una
respuesta posible, SI SEGURO. La mayoría de los sectores tienen modelos de negocio digamos tradicionales, los cuales podrían evolucionar notablemente con muy poco esfuerzo, gran determinación y gracias al apoyo de la tecnología. Los límites actuales son marcados por la ausencia de imaginación y la falta de determinación, pues como veremos más adelante hoy en día la tecnología permite avances que hace pocos años no habríamos podido ni imaginar.
Me vienen a la cabeza muchos
casos de uso, soluciones para sectores como la energía, la distribución, los
seguros, etc… Obviamente no soy un experto en dichos sectores, pero sabiendo
que me gustaría esperar como cliente y conociendo algunas de las capacidades de
la tecnología, puedo detectar posibles avances e imaginar nuevos modelos de
relación con los clientes y el nacimiento de servicios de valor. Supongamos el
sector del automóvil y acompáñenme en un humilde despliegue de imaginación y
suposiciones, contados con pasión e ilusión.
En dicho sector vemos cada día
nuevos avances y artilugios que nos permiten disfrutar del placer de conducir y
que hacen muchas cosas por nosotros. Algo que habría sido ciencia ficción
cuando viajaba en un Seat 124 ranchera con mis padres. Digo viajar puesto que
cualquier trayecto de 40 kms era toda una aventura. Recordando cuando en un
asiento trasero, tipo sofá (todo corrido de una pieza), iba con tres hermanos más pegándonos mientras mi
padre se desesperaba al volante. Con un perro entre las piernas o subiendo y
bajando de la bandeja trasera. Por
supuesto sin cinturones de seguridad y cuando el aire acondicionado dependía de
la altura a la que dejáramos la ventanilla. Ya casi no recordamos aquella época…
Ahora los vehículos pueden encontrar solos un aparcamiento, realizar la
maniobra de aparcar, detectar cuando nos estamos durmiendo, detectar obstáculos
a decenas de metros en plena noche, reconocer señales de tráfico, tomar el
control automático frenando para evitar un atropello, leernos el correo electrónico,
tener conexión directa con google, el Siri, el CarPlay, luces automáticas, el
sensor de lluvia, el control de velocidad y mil cosas más, incluso las nuevas
pinturas que repelen la suciedad e incluso “arreglan” los arañazos. Otros simplemente rompen con todos nuestros
esquemas mentales, busquen en Youtube el prototipo de BMW GINA y continúen soñando.
Todo ello me encanta y, como
muchos de vosotros, me gustaría tener un vehículo con muchas de estas
tecnologías. Pero volviendo a la realidad ¿Podemos desear algo más los
clientes? Yo por lo menos sí. Creo que olvidan el motivo por el cual compramos
un coche, y que desde luego no me refiero a que el coche circule solo, pues me
gusta conducir y mi mente no está preparada para ser pasivo en este sentido
(tal vez cuando tenga más de ochenta años). Me refiero a la necesidad, a la
experiencia y al modelo de relación con el cliente.
Me explico. Hoy en día los coches
tienen infinidad de sensores e incluso cajas negras, dispositivos can-bus y
otros artilugios que serían capaces de informar en tiempo real de cientos de parámetros
asociados al motor y asociados a la pauta de conducta del conductor. Desde
identificar al conductor, analizar su patrón de comportamiento al volante, el
detectar cuando esta fallado algún componente, el registrar los kms. de uso del
vehículo según el tipo de vía, detectar consumos no adecuados, detectar
emisiones de contaminantes, de avisar del próximo mantenimiento e incluso la
tecnología “lamentablemente” nos permitiría multar en tipo real excesos de
velocidad sin necesidad de los radares actuales (eso que no se enteren en tráfico),
eso por no hablar de evitar arrancar un coche bajo los efectos del alcohol y un
largo e infinito mundo de servicios según nuestra imaginación. En definitiva un
coche con un mundo de servicios a la carta y susceptible de ser contratado
según nuestros deseos y posibilidades.
Sabiendo que todo ello es posible
técnicamente, ¿Por qué tengo que comprar un coche?. Las respuestas pueden ser muchas y variadas,
pero creo que llegará un día en que compremos satisfacer necesidades y
experiencias gracias al apoyo y capacidades de la tecnología. El obtener todos estos
datos procedentes de los sensores y analizarlos, en tiempo real, es hoy en día
factible, gracias al Big Data y al ecosistema que lo soporta. El adecuar el
modelo de negocio a estos resultados y el convertir estos valiosos datos en
beneficio para la marca y calidad del servicio para los clientes depende de la
apuesta futura del sector y de otros factores o intereses que lógicamente no
puedo conocer. Pues analizar por analizar vale de muy poco o de nada.
Espero ver algún día como me “venden”
un servicio, no un coche. Poniendo a mi disposición un vehículo según mis
necesidades, adaptando el precio mes a abonar por el mismo según corresponda
con el uso, el trato u otros parámetros que pueden obtener sobre mi perfil como
conductor. Entraré en ese “juego”, permitir mi monitorización, siempre que ese nuevo
modelo de negocio se adapte a mis necesidades, dentro de unos parámetros y condiciones
lógicas para ambas partes, lo cual me permita cambiar de vehículo según cambien
mis necesidades, como por ejemplo: un vehículo más grande por el nacimiento de
otro hijo. Para que veáis que no es
disparatado, es algo que ya hacen algunas compañías de seguros al monitorizar a
los conductores noveles y fijando un precio determinado en su seguro según su
perfil de riesgo.
Es factible un servicio que lleve
el “Todo Incluido”, desde el mantenimiento pues el coche ya no sería mío en
propiedad, el seguro del propio bien, etc… Sería algo parecido a un Renting fino (sin opción de compra), a la medida y asequible
para todos, pero basado en los datos sobre el uso, el comportamiento, el trato
al vehículo, etc… ¿Estaríamos dispuestos a pagar más o una especie de tarifa
por uso? Creo que sí. Si hacemos números el tener un coche es muy caro, no
solamente el comprarlo, también el mantenerlo. Además bajo el modelo actual, uno
tiene una cierta sensación de esclavitud cuando cambian tus necesidades o el
coche te sale rana y no puedes hacer nada salvo empeñarte en otro nuevo coche.
Como simple consumidor creo que
los fabricantes todavía no están explorando de forma eficaz estas vías, salvo
el renting tradicional o el leasing sólo valido para empresas o pudientes. La
única estrategia para los clientes normales es la aparición de segundas marcas
posicionando vehículos “Low Cost”, vehículos con bastantes carencias y que en
ocasiones nos retornan a los años ochenta.El investigar este tipo de casos de uso, el recopilar todos estos datos, analizándolos juntos con los sistemas tradicionales, junto con análisis de notoriedad de la marca, escuchando las opiniones de los clientes en las redes sociales, etc… podría ser un revulsivo diferencial en un sector muy castigado por una crisis. En el peor de los escenarios podrían determinar si estos posibles modelos de negocio son viables o no, realizando simulaciones y predicciones.
El primer jugador de esta liga tecnológica y estratégica conseguirá romper las reglas tradicionales del juego. Declarando su liderazgo y consiguiendo, por su propia valía y flexibilidad, la deseada fidelización del cliente.
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